Esta semana estudiamos los 28 mandamientos recíprocos en nuestros grupos de discipulado. ¿Será que Jesús se hace presente donde se practican estos mandamientos? Puede ser que respondas, “Claro que sí! Él está presente donde dos o tres se reúnen en su nombre!”
Nosotros evangélicos somos muy cerebrales, muy pensadores. No somos tan buenos con las emociones. Mucho menos con el misterio y Dios es misterio. Quien no cree en eso, no conoce a Dios.
Como evangélicos, la mayoría hacemos una distinción entre ordenanzas y sacramentos. Una ordenanza es algo simbólico. Un sacramento es algo más que simbólico. Una buena definición de sacramento es la gracia invisible de Dios revelándose de forma física y visible. No tienes que estar de acuerdo conmigo, pero creo profundamente que el matrimonio, como también el llamado al celibato, es un sacramento. Es una gracia invisible de Dios revelándose de forma física y visible. Pienso que quien procura vivir en matrimonio sin depender de la presencia de Dios está perdido.
Mandamientos recíprocos
De forma parecida, los mandamientos recíprocos son un profundo misterio. Conocemos muy poco de esto. No estamos acostumbrados a mandamientos recíprocos. Sabemos que debemos amar, servir, honrar, debemos… practicar los 28 mandamientos recíprocos. Y generalmente los obedecemos. Pero rarísimas veces son verdaderamente recíprocas. Una entrega hacia la otra persona donde experimentamos lo mismo de vuelta. Donde la reciprocidad brota en sinergia y alegría.
Ezer
Una de mis palabras favoritas es ezer, la palabra hebraica para ayuda idónea en Gn 2.18. Esa palabra es usada unas 40 veces en el Antiguo Testamento. La mayor parte del tiempo se refiere a Dios como nuestra ayuda o auxilio en momentos difíciles. Claramente no se refiere a alguien secundario o inferior. Lo ilustro con la figura del infinito.
Somos llamados a servir y sacrificarnos continuamente para elevar a otros (Mt 20:25-28).
Nunca hice la conexión entre ezer y los mandamientos recíprocos!
Déjame ilustrar. Uno de los 28 mandamientos es “Salúdense unos a otros con un beso santo de comunión” (Ro. 16.16). Podemos pensar en esto literalmente como podemos adaptarlo o contextualizarlo cuanto a abrazar unos a otros de forma santa. Yo puedo abrazar alguien de tres formas.
- Una forma humana, colocando mis brazos alrededor de la otra persona en un gesto de solidaridad y amor.
- Una forma divina, donde entiendo que Jesús está abrazando a la otra persona a través de mí.
- Una forma divina recíproca donde entiendo que Jesús está abrazando a la otra persona a través de mí y yo estoy abrazando a Jesús dentro de esa persona!
El Misterio reina en el centro del universo y en todo lo que Dios creó. Pablo expresa esto en Col 1.26-27 diciendo que el misterio que había estado oculto por los siglos y edades ahora está revelado. ¿Cuál es ese misterio? “Cristo en nosotros, esperanza de gloria”!
¡Oh gran misterio!
El día que lo entendamos, no hablaremos más de los 28 mandamientos. Hablaremos de los 28 privilegios!
David Kornfield
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