Esta semana fui animado en recordar que incluso cuando no lo veo, Dios está trabajando. Cuando ni siquiera lo siento, está trabajando. ¡Nunca para de trabajar!
Dios me tocó cuanto a esto a través de un WhatsApp de Alejandro Quinteros. El me paso un enlace sobre una entrevista que la Alianza Evangélica Latina me hizo en octubre. Después nunca más oí más sobre esto, pero acabó siendo lanzado y Alejandro lo encontró.
https://www.youtube.com/watch?v=ShzjxZrLA38.
El título es «Pandemia reveló la superficialidad en el discipulado en las iglesias. Explicó DAVID KORNFIELD». ¡Es excelente! Vale la pena repasar para todos tus contactos en tu círculo de influencia.
Dios continuó trabajando cuando yo ni lo sabía. Cuando paré para pensar, percibí que Él estaba trabajando en diversas áreas sin que yo percibiera, áreas donde yo había quedado triste ¡Ohh, gloria!
Hay un pequeño cántico que canté para mis hijos cuando eran pequeños y que todos ellos recuerdan hasta hoy. Hoy lo canto a mis nietos. Tiene una melodía y una armonía. Es simple, profundo y bonito. La letra en español es:
¡Tú y yo seremos socios!
¡Tú y yo seremos amigos!
¡Tú y yo seremos socios, compañeros y amigos!
¡Y Dios canta esto para mí!
Dios me dijo el lunes, “Nuestra asociación, amado Mío, me trae gran alegría. ¡Haces un gran trabajo al considerarme como el socio principal (Sal 123)! Y disfruto profundamente que no solo tengamos una asociación en el sentido ministerial, sino también una amistad muy profunda.” Y compartió Juan 15.15 de nuevo conmigo.
15 Ya no los llamo siervos,
porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo;
los he llamado amigos,
porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes (NVI).
Identidad de amigo e hijo, no de siervo.
Pero continúa diciendo,
16 No me escogieron ustedes a mí,
sino que yo los escogí a ustedes
y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure.
Así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.
Identidad de comisionado, comisionado eficaz y efectivo. Que produce frutos. Frutos que perduran. Para perdurar tienen que ser frutos que se multiplican.
Y sella todo diciendo,
17 Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
El amor de Padre e hijo, de amigos íntimos, está en todo. Tanto en la identidad de amigo e hijo como en la de comisionado y socio.
Los que hacemos discípulos sabemos que hay una sinergia mucho mayor cuando hacemos discípulos (hijos de Dios, amigos de Dios) y también trabajamos en equipo (socios de Dios). Esa misma sinergia, ese mismo ezer (vea aquí el blog del 10 de abril de 2023) acontece entre Dios y nosotros cuando celebramos ser hijos y también socios. El uno alimenta al otro como se muestra en la figura del infinito que usamos para expresar ezer.
Hace tiempo que digo que todas las grandes verdades, inclusive con relación a la persona de Dios, tienen verdades aparentemente opuestas, igualmente importantes. No debemos caer en un extremo u otro, abrazando apenas una verdad. Debemos vivir en la tensión creativa y el misterio y la maravilla de que ambas verdades sean reales en nuestras vidas.
Mi identidad es hijo de Dios. Y al mismo tiempo tengo una identidad de socio y guerrero. Que tú puedas crecer en este ezer. Y en la medida que tú o yo crecemos en esto, acabamos transbordando en ser ezer uno para el otro, multiplicando esa gracia, ese ezer. ¡Ohh, gloria!
David Kornfield
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