Mis necesidades – ¡puertas para relaciones!

Mis necesidades – ¿motivo de vergüenza o de bendición?

¿Motivo de tristeza o de alegría?

¿Motivo de preocupación o de agradecimiento?

Jesús tenía sed. Su necesidad abrió una frontera imposible – ganar toda una ciudad samaritana para él!

Pablo tenía una intimidad, libertad y alegría únicas con los filipenses. Por qué? Porque tenía libertad de compartir sus necesidades con ellos. Habla de Epafrodito, enviado por la iglesia de Filipo para “ministrar para mis necesidades” (Flp 2.25). En capítulo cuatro él celebra sus necesidades y la generosidad de los filipenses, mostrando su gran alegría por eso (v. 10). Explica que sabe vivir humildemente (léase: pasar necesidad) y sabe tener abundancia (v. 12a); sabe vivir con abundancia o padecer necesidad (v. 12b). Él celebra ambas cosas. Y específicamente celebra que ellos lo ayudaron “una y otra vez para mis necesidades” (v. 16). Cuidar de las necesidades de Pablo bendijo profundamente a los Filipenses y el cuidado de ellos bendijo profundamente a Pablo.

LA RELACIÓN DE LA IGLESIA DE FILIPO CON PABLO

La iglesia de Filipo, de forma única, tenía una relación de dar y de recibir con Pablo, una relación de reciprocidad (Flp 4.15). En nuestro módulo de la comunión en la Biblia de Discipulado uno de los temas es “Respondiendo a las necesidades unos de otros” con base en Flp 4.10-19 y Stg 5.16. “Unos de otros” trae a la mente el blog de la semana pasada “Mandamientos recíprocos. ¡Jesús presente! ¡O gran misterio!” Aplicando ese misterio al compartir nuestras necesidades, yo permito que Jesús ministre para mí y para mis necesidades cuando las abra para mis hermanos. Y ellos tienen el privilegio de ministrar para Jesús en mí. “Lo que hiciste para uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hiciste” (Mt 25.40).

DOS PEQUEÑAS ILUSTRACIONES:

Compramos una casa en São Paulo como nuevos misioneros. El siguiente domingo, volviendo de la iglesia, vimos que todos los vecinos de nuestra calle estaban frente a nuestra casa y algunos en el patio trasero, donde hubo un incendio que ellos apagaron. Fueron los salvadores! Auxiliaron a los nuevos misioneros que ni hablaban bien el portugués. Esa necesidad nuestra (sin querer!) automáticamente nos dio treinta amigos en nuestra calle!

Débora necesitaba media taza de azúcar para terminar algo para el almuerzo de pascua con nuestra familia el domingo pasado. Me envió a pedirle a un vecino. Ese pedido abrió una gran conversación y oportunidades nuevas que no se hubieran abierto de otra forma.

DEBO COMPARTIR MIS NECESIDADES

Yo terminé mi mini-retiro con mi tercer microgrupo esta semana con esta luz. “Mis necesidades son preciosas. Debo compartirlas! Para aguardar que Dios levante socios para entrar en mis necesidades. Y al mismo tiempo, debo tener un plan para avanzar en ver a Dios llenar esa necesidad. Necesito transformar la necesidad en un objetivo con pasos concretos para avanzar… CON SOCIOS!!!

Nuestras necesidades son la puerta de entrada para las relaciones.

David Kornfield

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