Conociendo a Dios

Cuando los pastores y líderes se pierden en un activismo que ya no les permite experimentar un crecimiento en el conocimiento de Dios, la iglesia de Jesús sufre.

A medida que los pastores y líderes crecen en su relación con Dios, conociéndolo más profundamente, llevan a la iglesia a crecer en este conocimiento y experimentar un avivamiento genuino.

Dios dijo, “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Os 4.6). La palabra “pueblo” se refiere a ellos como un todo, expresa la destrucción total del todo, de uno y de todos. Son destruidos “por falta de conocimiento”.

La fuente de esta falta, tan fatal para el pueblo, fue el rechazo deliberado de este conocimiento por parte de los sacerdotes. Los sacerdotes rechazaron esta relación con Dios y por lo tanto no llevaron al pueblo a conocer y relacionarse con Dios.

Podemos estar leyendo la Palabra o escuchándola en diferentes lugares y aún así sufrir de “falta de conocimiento”. ¡La Palabra de Dios es viva y eficaz! A través de ella Dios quiere revelarse a nosotros y no solo darnos un conocimiento cognitivo. Dios quiere que experimentemos todo lo que la Palabra dice que él es, experimentando el poder de su Palabra al creer y ver sus promesas cumplidas en nuestras vidas.

Jesús nos dice que el propósito de la vida eterna es conocer a Dios: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. (Jn 17.3).

Este conocimiento de Dios  es más que un “saber”. Es un conocimiento adquirido a partir de una experiencia personal.

Por lo tanto, si los pastores y líderes no están creciendo en el conocimiento de Dios desde una experiencia personal, no podrán guiar a aquellos a quienes lideran a crecer en esta intimidad y experimentar el avivamiento que la Iglesia de Jesús tanto necesita hoy.

El propósito de la vida de A. W. Tozer era conocer a Dios personalmente, y animaba a otros a hacer lo mismo. Para Tozer, una relación profunda y permanente con Dios era algo que debía cultivarse. Él recomendó: retirarse del mundo cada día a un lugar privado, aunque ese lugar sea solo el dormitorio. Quedarse allí hasta que los ruidos internos cesen en tu corazón y te envuelva el descanso de la presencia de Dios.

Dios no se ha doblegado a nuestra prisa nerviosa, ni ha adoptado los métodos de nuestra era inmediatista. El hombre que quiere conocer a Dios necesita dedicarle tiempo, mucho tiempo.

El avivamiento comienza cuando se silencian los ruidos internos y comenzamos a escuchar a Dios hablarnos a través de su Palabra, llevándonos al arrepentimiento y al cambio de vida.

¿Cómo estás creciendo tú en el conocimiento de Dios más profundamente? ¡Compártelo con nosotros!

Ilaene Schuler

 

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