Si aplicaras el mensaje de Mc 2.21-22 sobre nuevo vino y nuevos odres a tu vida personal (no a tu ministerio), ¿cómo sería? En ese contexto, Dios me habló, “Yo soy tu Vino. Sigue bebiendo de la fuente de Mi vida abundante, del derramamiento de Mi Espíritu, sigue viniendo a Mí y sigue alimentando la santa desesperación y el quebrantamiento.”