¡Nuevo vino! ¡Nuevos odres! – A nivel personal

Si aplicaras el mensaje de Mc 2.21-22 sobre nuevo vino y nuevos odres a tu vida personal (no a tu ministerio), ¿cómo sería?

En ese contexto, Dios me habló, “Yo soy tu Vino. Sigue bebiendo de la fuente de Mi vida abundante, del derramamiento de Mi Espíritu, sigue viniendo a Mí y sigue alimentando la santa desesperación y el quebrantamiento.”

“Yo soy tu Odre. Mantén el odre (¡formas, estructuras, manuales!) libre y flexible para que pueda moverse con Mi Espíritu. Me gusta cómo incluiste pequeñas pausas de un minuto para la reflexión en tu primer devocional del retiro DPP. Sigue buscando formas participativas para que las personas se involucren. ¡Hacer una lluvia de ideas como la que hiciste con Álvaro y su equipo es una forma magnífica de hacerlo! Hacer buenas preguntas genuinas y darle tiempo a la gente para que responda es otro gran odre. Se adapta al vino nuevo del momento 😊”.

“Los mapas de ruta (GPS 😊) son buenos y necesarios. Pero el misterio y dejar que Mi Espíritu fluya y te guíe triunfan sobre los mapas. Los mejores mapas (estructuras, formas) son aquellos que tienen buenas preguntas genuinas que ayudan a otros a crecer. Tu HCI es “nota 12”, como dirías en ese sentido. Bien utilizada, tu Autoevaluación del Liderazgo Relacional también es “nota 12” 😊”.

Señor, quiero escucharte

Señor, quiero escuchar de Ti lo que significa para mí hoy, en estos días, en este viaje, en esta etapa de mi vida, abrazar el vino nuevo y también los odres nuevos. Entiendo que ambos van juntos, de la mano. Entiendo que los dos son inseparables en términos de efecto o impacto continuo. El vino sin odres se pierde. Los odres sin vino no sirven para nada, tienen apariencia de piedad y de poder, pero en realidad no son eso (2Tm 3.5). Los últimos tiempos estarán marcados por este tipo de líderes ☹.

El Gran Desiglesiamiento está sucediendo en América del Norte y América Latina porque la gente puede sentir, intuitivamente, que el vino se ha acabado y que todo lo que queda es el odre. Y por eso se van.

Hay una segunda razón. Muchas personas se han ido porque no tenían vino dentro de sí mismas. Eran cristianos culturales o buenos miembros de la iglesia, pero no tenían el concepto de ser discípulos. El ADN del Evangelio es fundamental para dar a luz discípulos. Los discípulos, por definición, tienen vino nuevo en su interior.

El desafío es que el vino nuevo envejece. Cuando dejo de buscar vino nuevo, el maná de hoy, me acomodo a una cierta rutina de ir a mi vino almacenado (mis archivos, mis manuales, cómo he hecho las cosas en el pasado) en lugar de ir a Ti, Señor Jesús.

Preguntas de Dios para ti

Si Dios te preguntará ¿Cómo puedes buscar vino nuevo? ¿Cómo puedes recibir un nuevo derramamiento de Mi Espíritu, una nueva unción? ¿Cómo responderías?

Aquí indico algunas respuestas que sentí en mi corazón.

  1. Alimentando la santa desesperación. Buscándote para profundizar mi descontento. La convicción firme de que “¡No puedo soportarlo más!”.
  2. Alimentando el quebrantamiento. Observando mis fortalezas y cómo pueden bloquear el fluir de Tu Espíritu. Releyendo en oración el libro La liberación del Espíritu de Watchman Nee.
  3. Realizando preguntas santas con diálogo santo, como lo estoy haciendo ahora mismo.
  4. Preguntándote qué estás haciendo? Viendo y oyendo y asociándome contigo (Juan 5.19-20) en cada conversación.
  5. Adorándote profundamente, hasta el punto de verte en lo alto y exaltado de maneras que terminen transformándome (Is 5.30, 6.1-7).

Cinco pasos muy poderosos. Y un poco aterradores, porque existe un sentido innato de estructuración (construir un odre) que fácilmente podría ocupar el lugar del vino.

Ese es el problema número uno. Cuando buscamos vino nuevo y recibimos vino nuevo, desarrollamos un odre para él. Y muy rápidamente, nos aferramos fuertemente al odre nuevo, olvidando que el poder y la gracia están en el vino. Sin el vino, el odre no tiene valor.

Ayúdame, Señor, a crecer en mi hambre y sed, mi anhelo, mi santo descontento y santa desesperación. Ayúdame a ser un buscador eterno.

David Kornfield

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