Hacer discípulos es la misión central de la iglesia (Mateo 28:18-20). Para cumplir esta misión dada por Cristo, no es suficiente hacer discípulos; ¡también implica ayudar a otros a hacer discípulos! La estrategia bíblica de hacer discípulos intencionalmente avanza con un efecto multiplicador: ¡discípulos fructíferos que reproducen discípulos fructíferos! Es multiplicación espiritual, no adición espiritual. Entonces, ¿cómo ayudamos a otros a hacer discípulos?