En enero de 2017, elaboré un plan de acción para nueva unción y avivamiento, pero no vi cambios significativos. En 2020 de forma asustadora, Dios me subió de categoría (Jer 12.5). En 2022 Dios me dio tres mensajes proféticos para su iglesia en América Latina Esta semana pienso que, por fin, estoy llegando más cerca de pasos concretos para una nueva unción y avivamiento que pueden cambiar mi vida. Y si permites, ¡la tuya también!