17 “En los últimos días—dice Dios…
19 Y haré maravillas arriba en los cielos
y señales abajo en la tierra:
sangre, fuego y nubes de humo.
20 El sol se oscurecerá,
y la luna se pondrá roja como la sangre
antes de que llegue el grande y glorioso día del Señor. (Hch 2.17a, 19-20, NTV)
Señor, ¿qué quieres decirle hoy a Tu Iglesia y a las iglesias, a través de Hechos 2.19-20?
Este pasaje dice claramente que los cielos y la tierra serán sacudidas.
Sentí eso esta mañana. Mi esposa me fué contando los puntos sobresalientes de lo que Trump y Elon Musk ya hicieron, están haciendo y dicen que van a hacer. No voy a entrar en los detalles ya que supongo que estás acompañándolos de alguna forma. Yo me sentí profundamente sacudido. Desmoronado. Inseguro. Amenazado. Desequilibrado ☹!
¿Podría ser que todo lo que he hecho hasta ahora y aún espero hacer con mi vida sea arrojado a la basura como agua sucia? ¿Podrían estos tsunamis políticos, económicos y sociales destruir mi país? ¿Y traer olas de destrucción a muchos otros países?
Me encanta Hechos 2.17-18, lo cito regularmente, lo vivo profundamente. Fue el enfoque de mi blog anterior (vea aquí).
Al mismo tiempo, siempre he ignorado los versículos 19 y 20 citados arriba. Versículos que son muy claros en cuanto a que las cosas se pondrán muy mal en los tiempos finales. Los problemas del calentamiento global seguirán creciendo. Los problemas de los líderes tiránicos, egocéntricos y arrogantes que toman el control de las democracias muy posiblemente aumentarán. Las consecuencias económicas, políticas y sociales pueden ser mayores que cualquier otra que hayamos visto o imaginado hasta la fecha.
26 Cuando Dios habló desde el monte Sinaí, su voz hizo temblar la tierra, pero ahora él hace otra promesa:
«Una vez más, haré temblar no solo la tierra, sino también los cielos».
27 Eso significa que toda la creación será agitada y removida, para que solo permanezcan las cosas inconmovibles.
28 Ya que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos y agrademos a Dios adorándolo con santo temor y reverencia,
29 porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume. (Hebreos 12.26-29)
En el Día del Señor, en los últimos tiempos, todo lo que pueda ser sacudido será sacudido de modo que sólo lo inquebrantable (lo que no puede ser sacudido) permanezca.
He orado, he buscado y he clamado por avivamiento. ¿Será que Dios está preparando el camino a través de Trump y otros como él? ¿Será que de forma general necesitamos entrar en un tiempo de ser sacudidos, desmoronados, asustados, inseguros, desequilibrados?
Los psicólogos dicen que nadie cambia de forma significativa sin pasar por desequilibrio.
Tú y yo tenemos nuestros momentos de trauma, susto, inseguridad y, para ser honesto, miedo. Esos momentos tienen potencial de ser divinos. Especialmente si podemos entregarlos de verdad para Dios y ver lo que Él hace con ellos. ¡Y con nosotros!
Adoración es entregar todo lo que conozco de mí mismo en respuesta a todo lo que conozco de Dios.
Eso incluye entregar mis traumas, sustos y miedos.
Dios está rescatándome de mi momento traumático esta mañana. Encontré mis órdenes de marcha en el mismo capítulo citado anteriormente sobre Dios sacudiendo todo, en los primeros dos versículos de Hebreos 12.1-2.
1.Despojémonos de todo peso. Tengo que dar mi todo para Cristo y su reino, dejando otras cosas, hasta buenas, a un lado. Especialmente si voy a correr bien, con libertad y alegría.
2.Y (despojémonos) del pecado que nos asedia. Mis pecados. Y también los pecados de otros que me asustan. Despojándome de todo pecado.
3.Y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Tu carrera, vocación, llamado es único, hecho a medida para ti, como el mío es para mí. Dediquémonos a ellos para hacer lo que apenas tú y yo podemos hacer.
4.Puestos los ojos en Jesús. Fijando mis ojos. No dejando que las cosas alrededor me distraigan de mi corrida, aquella que Él me dio. Aprendiendo de Pedro, no mirar para las olas y si para Jesús.
5.Autor y consumador de la fe. Aquel que es mi fuente, mi galardón y mi Soberano quien me da diariamente mis órdenes de marcha.
6.El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz…Hay gozo en la eternidad. Y la eternidad invadió el tiempo. No tengo que aguardar el cielo. ¡La alegría del Señor es mi fortaleza aquí y ahora 😊!
Que tú y yo seamos en el día de hoy los precursores del avivamiento. Avivamiento que Dios está preparando para cada uno de nuestros países y para nuestro continente. Quien sabe, ¡para el mundo entero!
David Kornfield
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