Hubo batalla espiritual antes de la Cumbre Latinoamericana de Discipuladores. Muchos la experimentaron. Varios participantes que querían llegar no llegaron. Incluyendo a nuestro orador inicial, Juan Melo, que no pudo asistir por motivos de salud. Rommel Salazar, su substituto, ministró la primera mañana de la Cumbre y debió partir al aeropuerto debido al fallecimiento de su suegro. Ricardo Castillo, otro orador, llegó con dos días de retraso debido a un incendio en el motor de su avión. ¡Hubo batalla!
Aún así, ¡la Cumbre fue fantástica! Cientos de vidas transformadas profundamente.
Si quieres más detalles sobre la Cumbre, te invitamos a ver tres minutos de testimonios aquí, tres minutos de fotos aquí y/o un resumen de una página sobre los resultados de la Cumbre aquí.
Salimos muy diferente a como llegamos. Hubo un profundo cambio de paradigma. Llegamos preparados para un gran evento. Salimos con un llamado y compromiso de fortalecer e iniciar movimientos de avivamiento de la iglesia latinoamericana, semejante al día que los doce despertaron como discípulos y durmieron como apóstoles (Mt 10.1-5). Llegamos entusiasmados sobre ser y hacer discípulos. Salimos como enviados para revertir el gran desiglesiamiento en nuestros países, catalizando movimientos de iglesias saludables, discipuladoras y multiplicadoras.
Después de subir la “montaña” de un evento como este hay dos pasos inmediatos indispensables. Ellos están en tensión uno con el otro: descansar y estar alerta a la batalla en el valle.
Primero, descansar. Luego de viajes extenuantes y cuatro días sumamente intensos de la Cumbre, necesitamos descansar de forma plena. Oye y toma en serio las palabras de Jesús al respecto, expresadas por Eugene Peterson en el Mensaje.
“¿Estás cansado?
¿Desgastado?
¿Agotado en cuanto a la religión?
Ven a mí.
Apártate conmigo y recuperarás tu vida.
Te mostraré cómo tener un verdadero descanso.
Camina conmigo
y trabaja conmigo,
mira cómo yo lo hago.
Aprende los ritmos no forzados de la gracia.
No colocaré nada pesado o que no cabe bien en ti.
Acompáñeme y aprenderás a vivir
libre y livianamente” (Mt 11.28-30).
¡Descansa, querido! ¡Hoy, yo me levanté de la cama después de medio día! Después de un paseo con Débora y un baño, me puse mi pijama para el resto del día. ¡Un día pleno de descanso! ¡Oh, gloria!
Respecto a la batalla, recuerda a los discípulos después del Monte de Transfiguración. Al descender al valle, se encontraron con una batalla mayor de la que los otros discípulos conseguían vencer. Satanás vino para robar, matar y destruir. Lo primero que él quiere robar es el llamado y unción de la Cumbre. Los que participaron deben reservar un tiempo para oír a Dios nuevamente sobre esto. Posiblemente en tu próximo devocional. Y de nuevo en tu próximo retiro con Dios – que debe ser este mes. El sonido de la trompeta aún suena en nuestros oídos (Neh 4.19-20). ¡Ahora veamos a nuestro Dios pelear contra el enemigo por nosotros y a través de nosotros a favor de la renovación de su amada iglesia!
(Los dos últimos blogs sobre ¿estos huesos secos vivirán? (Ez 37) y el Río de la Vida (Ez 47) pueden servir para avanzar con nuestro llamado de “¡Iglesia avivada, iglesia renovada!”
David Kornfield
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