¡Cristo viene pronto! ¿Cómo te estás preparando?

“¡Sí, yo vengo pronto!”. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22.20 NTV)

Las últimas palabras de alguien tienen peso.

¡Cuanto más si son del autor y consumador de la historia humana!

¡De tú historia! ¡De mi historia! ¡De nuestra historia como iglesia de Jesucristo!

El Adviento es celebrado por la iglesia histórica pero no por la mayoría de los evangélicos en América Latina. En la iglesia histórica es el inicio del calendario eclesiástico, celebrado en los cuatro domingos antes de Navidad. Adviento quiere decir literalmente “La llegada”.

Es un tiempo de preparar nuestros corazones para la llegada de Cristo. Es una tensión creativa entre:

 

1. Su llegada como bebé y su llegada inminente como Rey de Reyes.
2. Lo que ya experimentamos y lo que todavía viene.
3. Lo que ya recibimos y lo que todavía nos falta.

El mundo se pierde en el enfoque comercial de navidad. Nosotros debemos “perdernos” en preparar nuestros corazones para una llegada todavía más profunda de nuestro Rey de Reyes. ¡Debemos hacer una limpieza profunda de nuestro corazón para Aquel que ya vive en nosotros! ¡Y para Aquel que simultáneamente estará llegando luego para la mayor fiesta de nuestras vidas y de la eternidad!

Vivimos en el espacio de tiempo entre lo que Jesús ya hizo y lo que Él todavía hará. ¡Él ha realizado milagros en nuestras vidas! ¡Y en nuestros matrimonios, nuestras familias y nuestras iglesias! Se tornó real y presente de forma transformadora. AL MISMO TIEMPO, necesitamos profundamente que Él se torne real y presente de nuevo. Podemos dedicar estas cuatro semanas de forma especial. Celebrando lo que Él ya hizo a su llegada en nuestras vidas. Y clamando y pidiendo que Él llegue de una forma nueva para transformar dentro de nosotros lo que todavía falta. Dentro de nuestros matrimonios. Nuestras familias. Y nuestras iglesias. Y en el mundo a nuestro alrededor.

Finalmente, quiero proponer que el Adviento sea el espacio entre el avivamiento y unción que ya recibimos y el que todavía necesitamos desesperadamente.

Señor, quiebra en mí todo lo que necesite ser quebrantado.
Sana en mí todo lo que necesite ser sanado.
Llena en mí todo lo necesita ser llenado.
Unge en mí todo lo que necesite ser ungido.

«La celebración del Adviento sólo es posible para aquellos que tienen el alma atribulada, que se saben pobres e imperfectos y que esperan con ansias algo mayor que está por venir.» Dietrich Bonhoeffer

El Espíritu y la novia dicen: “¡Ven!”;
y el que escuche diga: “¡Ven!”.
El que tenga sed, venga. (Ap 22.17, NVI)

David Kornfield

P.D. Me entristeció profundamente ver cómo, en estas últimas seis semanas, nuestros blogs perdieron su valor por diversas razones. Mi blog de la semana pasada fue “¿Qué quieres que haga por ti? – Jesús”. Fue una palabra rhema grande y profunda. Apenas una persona lo leyó de la forma que suscitó un comentario. Si puedes volver a ese blog y escribir un comentario que añada valor al blog, ¡te agradezco!

 

 

 

 

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