1. La pregunta clave para un estudio bíblico, al final de un seminario o sesión de un retiro, para el estudio de cualquier libro o hasta en tu tiempo devocional es:
¿Qué llama más tu atención? (o, ¿Qué te está diciendo Dios?)
Razones por lo que esta pregunta es tan poderosa.
A. Evita la imposición. No obliga a las personas a caminar en una dirección diferente de la que está en sus corazones. Cualquier otra pregunta naturalmente hará eso. A veces una pregunta direccionada es buena y hasta importante o necesaria, pero de forma general esta pregunta abre el horizonte.
B. Toca corazones. Lleva a la persona a parar y reflexionar de forma significativa. A prestar atención a su propio corazón, a lo que es importante para él o ella.
C. Mover del Espíritu. Si eres el líder de un grupo pequeño o estudio bíblico, debes repetir la pregunta muchas veces. Eso incentiva a la participación de todos. Abre la posibilidad de discernir un mover del Espíritu dentro de los corazones de las personas.
D. Reproducibilidad (transferible). La pregunta es tan simple que cualquier líder puede usarla y crecer fácilmente en su gracia de usarla. Si una persona tiene que sustituir al líder, a último momento, es fácil caminar con esta pregunta.
E. Preparación. El propio líder debe tener una respuesta a la pregunta en el caso que el Espíritu lo dirija a compartirla o que encaje con lo que la otra persona dice. Es importante que el líder procure responder también la pregunta que está entre paréntesis. Aunque no necesariamente va a compartir su respuesta, ya que su papel es el de facilitador, pero debe estar listo.
2. La segunda mayor pregunta es de aplicación.
¿Qué harás esta semana a la luz de esa verdad? (o, ¿Qué paso o pasos puedes tomar?)
Razones por lo que esta pregunta es tan poderosa.
A. Engaño. Sin aplicación toda discusión puede aumentar nuestro conocimiento, pero dejarnos engañados pensando que estamos creciendo (Stg 1.22-25).
B. Crecimiento intencional. Sin aplicación, raras veces habrá crecimiento intencional. Si hay crecimiento la tendencia es que sea accidental y tan lento que no permite percibir cambios reales en nuestras vidas.
C. Rendición de cuentas. Sin esto, pocas personas recuerdan su aplicación una semana después, mucho menos la aplicarán. Es importante separar un tiempo, posiblemente diez minutos del próximo encuentro, para repasar las aplicaciones identificadas en la reunión anterior.
D. Superando la superficialidad. A veces, si alguien no avanza bien, es muy bueno poder descubrir y reconocer esto. Puede ser que sea necesario caminar por un tiempo más con esa aplicación. Así podrá reconocer algún motivo por el que no consiguió avanzar y resolverlo.
E. Áreas grandes. Otras veces alguien avanza, pero el área es lo suficientemente grande que requiere continuar por algún tiempo más afirmando esta área antes de pasar a otra.
3. La tercera mayor pregunta cambia la perspectiva profundamente. Apenas descubrí el poder de esta pregunta recientemente.
¿Con quienes puedo compartir lo que estoy aprendiendo?
Razones por lo que esta pregunta es tan poderosa.
A. Nos tornamos multiplicadores. La parábola del sembrador indica que hay cuatro tipos de terrenos. Tres acaban no dando un fruto que permanece. El cuarto, la tierra buena, es multiplicador. Quien no está multiplicando se encuentra en uno de los tres primeros terrenos. Necesita arrepentirse. Y necesita encontrar a alguien que pueda cultivar el terreno de su corazón. Todos somos limitados en cultivarnos a nosotros mismos.
B. Evitamos ser un mar muerto. El mar muerto recibe agua fresca. Pero no la deja fluir hacia adelante. Como consecuencia, deja de tener agua saludable, se convierte en agua salada. Quien no repasa lo que recibe se convierte en un mar muerto!
C. Somos contagiosos. Esta pregunta ayuda a crear una mente y corazón de buscador. La persona que aprende el hábito de hacer preguntas tendrá la tendencia a crecer siempre. Apenas tiene que cuidar que las preguntas sean genuinas y no críticas o ataques velados como preguntas.
D. Somos misioneros. Tenemos un sentido de misión. No existimos apenas para nosotros mismos o para nuestro grupo “especial”. Existimos para avanzar el reino de Dios, extender los propósitos de Dios aquí en la tierra. Somos socios de Jesucristo en su Gran Comisión, haciendo discípulos de todos los que encontramos. De cierta forma, hasta con no creyentes.
E. No creyentes y creyentes nuevos pueden hacer esta pregunta. La experiencia entre musulmanes en Indonesia muestra que los no creyentes pueden entrar en un grupo y aprender a hacer unas pocas preguntas como estas. Cuando terminan el primer estudio, salen con esta pregunta. En el segundo encuentro comparten sobre la respuesta a esta pregunta. Para el tercer encuentro son invitados a iniciar sus propios grupos de forma parecida con sus amigos, basados en dominar bien unas pocas preguntas básicas. En este contexto el discipulado comienza antes de conocer a Cristo y el evangelio corre por las amistades naturales de los no creyentes. ¡Cuan diferente de nuestra tradición de separar del “mundo” a los nuevos convertidos lo más rápido posible para integrarlos en la iglesia!
Para un estudio mayor sobre buenas preguntas ver este enlace.
David Kornfield
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