¡70 años! Fausto me dijo que en la Biblia, 70 representa las naciones, el perfecto orden y administración y la restauración y bienestar (Nm 11.16-17, 24-29; Lc 10.1). ¡Guau! Lo que recibo de eso es que 70 es un excelente punto de partida, una excelente altura para mirar para el futuro. Para mi cumpleaños, reuní a mi familia para compartir con ellos lo que siento que Dios quiere hacer conmigo en mi vida personal, mi vida familiar y mi llamado.
Mi vida personal
Tengo que separar espacios significativos para descansar cada día. De forma general Dios me ha dado gracia para desfrutar de eso. La mayoría de mis noches estoy libre para estar con Débora. ¡Oh, gloria! Al mismo tiempo que descanso más que nunca, Dios me permite capitalizar mi experiencia y unción para rendir más de lo que lo he hecho en el pasado.
Mi vida familiar
Durante los años que nuestros hijos estaban en casa, mi ministerio era una competencia para ellos. Fuera noches de la familia, nuestra vida devocional familiar, otros momentos especiales y vacaciones, mi familia perdía en esa competencia. Como jóvenes adultos, ellos se distanciaron de mi ministerio, creando un espacio mayor para conectarnos como familia, especialmente con la llegada de los nietos. Pero en esa noche abrí mi corazón a ellos, y Dios sanó algo. Yo expresé mi deseo de ser más activo en sus vidas de forma individual y de que ellos fuesen más activos en mi vida y hasta en mi llamado.
Mi llamado
A cada mes me parece que nuevas puertas se abren. Compartí que quiero oír de mis hijos y yernos sobre su perspectiva con relación a eso. Mi hijo Daniel, un agnóstico buscador, compartió una palabra que recibí como palabra rhema. Me dijo que he invertido mucho a través de los años en personas que en el futuro podrían hacer una diferencia. Y me dijo que mi tiempo de hacer eso concluyó. Me habló que tengo que invertir donde hay energía. Donde las personas quieren lo que tengo para ofrecer. Donde juntos encontraremos sinergia. ¡Guau! ¡Que palabra profunda!
Terminamos con un tiempo de oír a Dios en silencio para luego mi familia imponer sus manos sobre mí y orar según lo que estaban oyendo. Fue una noche única para nuestra familia hasta ahora. ¡Espero repetirla en mi próximo cumpleaños! Fue un antes y después para mí con relación a mi familia.
Y esta mañana, Dios me pidió indicar mis tres mayores deseos de cumpleaños. Hablé cosas grandes que van mucho más allá de lo que he visto o conseguido hasta ahora. Siento que todo el pasado es apenas el prefacio, sea en mi vida personal, mi vida familiar o mi llamado.
Júntense a mí, queridos y queridas, para crear ese futuro que ojo no ha visto ni mente imaginado – ¡lo que Dios todavía quiere hacer a través de nosotros!
David Kornfield
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